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La ciencia lo confirma: somos personas diferentes después de dar a luz

La ciencia lo confirma: somos personas diferentes después de dar a luz

No se puede negar: después de dar a luz, tus prioridades cambian.

Tú cambias.

Diferentes temas tienen prioridad en diferentes etapas de tu vida.
La vida con un recién nacido está muy lejos de la vida sin hijos, y la vida con un adolescente está muy lejos de la vida con un recién nacido.

Tal vez tu principal preocupación antes de tener hijos era cómo hacer para escalar la escalera profesional. Luego, nace tu bebé y las prioridades cambian a: cómo puedo hacer ambas cosas: desarrollarme profesionalmente y ser una madre presente? o incluso cómo puedo bajarme completamente de la escalera profesional?

Las investigaciones nos dicen que ocurren muchos cambios cuando decidimos tener bebés, y que una madre no es la misma persona que era antes de tener hijos.

La revista científica Scientific American informó hace unos años que casi todas las hembras de mamíferos sufren "cambios fundamentales" durante el embarazo y después del nacimiento y que las hormonas del embarazo y la lactancia pueden alterar el cerebro, "aumentando el tamaño de las neuronas en algunas regiones y produciendo cambios estructurales en otras".

Otra investigación, publicada en el journal académico Nature, asegura que la combinación de hormonas del embarazo, la experiencia del embarazo en si y el parto mejoran nuestra memoria y habilidades de aprendizaje.

Cambio de prioridades

Le preguntamos a algunas mamás si sentían que habían cambiado y todas estuvieron de acuerdo en que sí.

"Durante el embarazo, tienes tiempo para pensar y preocuparte por perder tu identidad, pero una vez que tu bebé está ahí, hay no hay tiempo para preocuparse por la vida, porque la vida está sucediendo. La vida con un niño es rica, más rica que temer la pérdida de tu propia identidad" nos dijo la fotógrafa y mamá Carmen Visser.

Ema, madre de tres niños, afirma: "Cuando me convertí en madre, perdí un poco el 'yo'. Obviamente, todos necesitamos un poco de tiempo para 'mí' de vez en cuando, pero no cambiaría nada. Ahora soy más que 'yo'. Soy madre".

Shereen, profesora y madre de dos hijos, dice que el mayor cambio que experimentó desde que se convirtió en madre es "la vulnerabilidad emocional que uno siente. Miro a las personas que han perdido a sus hijos", dice,"y hay tal temor y conocimiento de que el dolor de tal pérdida está más allá de cualquier cosa que haya podido experimentar. También tengo mucha más empatía con los demás, mientras que antes de mis hijos, creo que estaba bastante distante emocionalmente".

Ema también ha experimentado esta vulnerabilidad desde que se convirtió en mamá: "Solía ​​ver las noticias o un documental y ver a los niños sufrir. Aunque sentía tristeza, también había una desconexión y una incapacidad para comprender exactamente qué representaban esas imágenes. Ahora, cada niño en las noticias es mi niño. Antes, solía tener miedo de no ser popular, o tener suficiente dinero para comprar todas las cosas bonitas que tenían mis amigos, o poder ir de vacaciones divertidas y emocionantes. Ahora, mi  mayor temor es no poder proporcionar todo lo que necesitan mis hijos. Me da miedo no tener la capacidad de darles las mejores oportunidades en la vida".

Melany, mamá de Eden, no quería tener hijos. "Cuando cumplí 38 años, era Navidad y mi mamá, mi hermana y yo conversábamos con una copa de vino sobre lo bueno que sería tener una combinación de mi esposo y yo corriendo por la casa. ¡Dejé las pastillas, cerré los ojos y no miré atrás! Un año y medio después llegó Eden ".

"No creo que la esencia de quién soy haya cambiado. Yo sigo siendo yo. No he cambiado, pero he crecido. Mi corazón es más grande y rebosa con un amor puro, sin mancha y sin complicaciones por Edén. Es regenerador ver el mundo a través de sus ojos. Todos los días nos escapamos a mundos de fantasía llenos de criaturas imaginarias. La vida es mejor, más hermosa y más pacífica con mi hija en ella".

Entonces, cambiamos para mejor?

La poeta y novelista, Finuala Dowling sostiene que la maternidad la impulsó a convertirse en escritora. "Descubrí que mis ambiciones de escribir solo se aclararon una vez que quedé embarazada. De repente me di cuenta de que había desperdiciado una década completa deseando ser escritora, pero produciendo muy poco más allá de dos novelas fallidas y algunas historias.

En 1993, me senté con mi barriga en crecimiento y, con una sensación casi abrumadora de que el tiempo se acababa, escribí una historia que ganó un premio. Más tarde, sabiendo que mi hija se despertaba temprano, me despertaba antes para escribir los capítulos de la que se convertiría en mi primera novela. Creo que ser madre te enseña a utilizar todo el tiempo disponible".

Investigadores de los Países Bajos demostraron recientemente que durante el embarazo, las células fetales ingresan y se diseminan por todo el cuerpo de la madre. Esto se llama "microquimerismo", y es la presencia de células "con un trasfondo genético diferente" dentro de tu cuerpo. Los investigadores recolectaron muestras de 26 mujeres que habían muerto estando embarazadas de hijos varones y encontraron la presencia de cromosomas Y (masculinos) en todas ellas.

Otras investigaciones señalan que el microquimerismo celular fetal en la circulación materna se ha detectado a las 7 semanas de gestación (Ariga et al., 2001) y permanece detectable en la sangre materna hasta 27 años después del parto (Bianchi et al., 1996).

La ciencia lo confirma, después de convertirte en madre, no eres la misma persona y es que el embarazo, el nacimiento y la maternidad, te cambian profundamente.

Articulo original: motherly
Traducido y adaptado por Happy Mom.

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